En febrero de 1987 el doctor Walter Alva, Luis Chero,(primero era huaquero) Al excavar encontraron en una tumba el esqueleto de un guerrero con los pies cortados. En los tiempos a los que pertenecía ese guerrero aquéllo era el símbolo de vigilancia, de modo que parecía que algo más debía haber escondido.
Justo unos metros más de profundidad estaba lo que eternamente debía permanecer oculto: una cámara subterránea de 25 metros cuadrados. Cuando se quitó las vigas que sellaban la cámara, la sorpresa fue mucho mostrada a los ojos del doctor Walter Alva.
El Señor de Sipán ocupaba la cuspide de la estructura social y política de su tiempo con un carácter semidivino. Su deteriorada osamenta nos permite saber que murió a una edad promedio de 40 años y que, con excepción de una incipiente artritis, gozaba de buena salud. Su estructura corpórea demuestra poco trabajo físico y el escaso desgaste dental habla de una dieta especial.
el Señor de Sipán fue sepultado con todos sus bienes, provisiones, ofrendas y acompañantes para su viaje a la eternidad. en vida y con todo su esplendor representó el poder divino sobre la tierra y su entierro constituye un reflejo de su rango y poder. se encontró el sarcófago real hecho en madera y dentro de ella estava el señor de Sipán. Ocho acompañantes con diferentes rangos, ornamentos y atuendos rodean el sarcófago real en los diferentes niveles encontrados.
El primer sacrificio ofrendatorio lo constituyeron dos llamas ubicadas a los lados del sarcófago y el cuerpo de un niño como símbolo de regeneración descansa en una esquina. A la cabeza del sarcófago real se encontró un ataúd de caña de una de las jóvenes esposas. A los lados se hallaron dos ataúdes, en una estaba el jefe militar cubierto de armas y emblemas de cobre, en la otra el portaestandarte llevando símbolos reales y acompañado por un perro. A los pies del ataúd del Señor de Sipán se encontraba su esposa principal con una corona de cobre, y a la cabeza una tercera mujer con un pie izquierdo amputado llevando un pectoral de conchas. Luego el recinto fue sellado con vigas de algarrobo y cubierto. En una de las paredes descansa un vigía y dentro del relleno se encontró el cuerpo de un guardián.
Se dice que cuando los arqueólogos abrieron el ataúd guardado por los siglos, apareció un rostro enérgico y enigmático, en miniatura, de una escultura de oro que contemplaba a rostros humanos después de casi dos mil años de entierro.Más adelante, las investigaciones arqueológicas permitieron descubrir doce tumbas. En ellas se encontraron restos de dos prominentes personajes de la cultura mochica: el Señor de Sipán y el viejo Señor, antecesor del primero. Resulta curioso conocer la forma como se encontró este fabuloso legado histórico del Perú. Fue en el año 1986 cuando un grupo de saqueadores incursionó en el conjunto monumental de Sipán, conocido por los pobladores del lugar como Huaca Rajada. Unos meses después, la policía incautó a estos saqueadores 23 objetos de oro. De inmediato, las autoridades dieron cuenta del hecho a Walter Alva, quien dispuso los trabajos de investigación y excavación de la zona.
Entre los objetos más llamativos, se encontró dos pares de orejeras, tres lanzas agudas, un lingote circular de oro macizo y un yelmo del mismo metal, además de piezas como medallones y ojos de oro. Más de mil objetos de cerámica completaban el descubrimiento.
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